viernes, 20 de marzo de 2009

Saxofón


Hijo de un fabricante de instrumentos musicales, Antoine Joseph Sax, conocido por Adolphe Sax, nació en Dinant, Bélgica, el 6 de noviembre de 1814. Iniciado desde muy joven en la fabricación de instrumentos y en la interpretación del clarinete, percibe las imperfecciones de éste y se dedica a remediarlas.
Un ideal obsesionaba a Sax mientras dirigía el taller de su padre: inventar un instrumento de viento que
"por el carácter de su voz pueda aproximarse a los instrumentos de cuerda, pero que tenga más fuerza e intensidad"(1)
Trabajando sobre modificaciones para lograr una mayor calidad de sonido y resolver algunos de los problemas acústicos del clarinete, Sax construye lo que hoy se conoce como Saxofón.
El saxofón comenzó a aparecer en composiciones sinfónicas y operísticas de la época, por solo mencionar algunas podemos citar: Le Dernier Roi de Juda, de Georges Kastner (1810-1867), estrenada en 1844; Hamlet de Ambroise Thomas (1811-1896), creada en 1868; El rey de Lahore y La Virgen, de Jules Massenet (1842-1912), en 1877 y sobre todo La Arlesiana, de Georges Bizet (1838-1875), en 1872, donde alcanzó gran éxito.
El interés que despertaba el nuevo instrumento acarreó a su inventor múltiples sinsabores frente a la reacción de otros fabricantes de instrumentos e incluso de intérpretes, que veían en la aparición del saxofón un peligro. A pesar de ello las bandas militares acogieron entusiastamente al saxofón desde 1845 y tras breves años de exclusión provocado por cambios de régimen en Francia, resurge nuevamente en esas formaciones en 1853, al punto de que Adolfo Sax fue nombrado, en 1854, "fabricante de instrumentos musicales de la Casa Militar del Emperador".
En 1857 se crearon cátedras especiales para integrantes de las bandas militares en el Conservatorio de París, abriéndose la clase de saxofón, encargada a Adolfo Sax. Entre 1857 y 1870 se formaron en ella 130 saxofonistas. Se compusieron más de treinta obras como piezas de concurso del Conservatorio, escritas en su mayoría por Jean Baptiste Singelée y Jules Demerssemann. Otros compositores que crearon piezas para saxofón en la época fueron Cressanois, Savari, Petit, Genin, Signard y Colin, la mayoría de ellos directores de bandas. Las obras escritas para saxofón a fines del siglo XIX eran fundamentalmente fantasías y variaciones sobre temas diversos (especialmente de óperas)
Razones financieras provocaron el cierre de la clase de saxofón creada por Sax en 1870, pese a la protesta de Thomas, en ese entonces Director del Conservatorio.
Ese hecho influyó negativamente al desarrollo del saxofón, ya que sin virtuosos un instrumento musical no puede imponerse y ello lo demuestra la escasez de obras entre 1905 y 1930.
Un papel esencial en la creación de un repertorio para saxofón a comienzos del siglo XX corresponde a Elise Hall, nacida en Francia en 1853 y casada con un eminente médico norteamericano.
Por razones de enfermedad, (tenía una deficiencia auditiva y fue aconsejada por los médicos a estudiar un instrumento de viento) comenzó a estudiar saxofón a los 47 años, dedicando su vida a desarrollar el Club Orquestal de Boston y a difundir el instrumento que amaba.
En tanto jefa benefactora del Club, comisionó cerca de 20 obras para saxofón, de entre las que se destacan: la Rapsodia, para orquesta y saxofón alto, de Claude Debussy (1903-1905)), La Coral Variada, de Vincent d’Indy (1903) y la Leyenda Op. 66 de Florent Schmitt (1918), por solo citar las más afamadas entre otras de diversos compositores, tales como Loeffler, Gilson, Caplet, etc.
Fue con notable desgano que Debussy recibió el encargo de escribir una obra para saxofón. Elise Hall era persistente. En 1904 tocó en París la Coral Variada, de D’Indy y Debussy declaró que resultaba ridículo ver a una mujer vestida de rosado tocando un instrumento difícil de manejar.

No hay comentarios: